lunes, 20 de julio de 2015

Sexo e iluminación
Hubo una época en que la práctica del tantra formaba parte de un modo de entender la vida, en lo artístico, en lo cultural y en lo personal, presidida por la armonía interna y con el Universo. Quienes así vivían se encontraban en un estado de gracia. El tantra, el arte de la sexualidad espiritualizada, era para ellos la herramienta básica para acceder a una vida plena. 

A juzgar por la cantidad de publicaciones al respecto, el tantra vuelve a estar vigente, al ofrecer al hombre del siglo XXI una forma alternativa de alcanzar la trascendencia. Tantra es entrega total, al renegar de todo condicionamiento mental, emocional y cultural, de modo que la energía de la vida pueda fluir sin ningún esfuerzo. La palabra “tantra” tiene muchas definiciones, aunque con toda seguridad su verdadero significado se perdió hace mucho tiempo. Según algunos eruditos, proviene del sánscrito y significaba tela o tapicería, en referencia a que la vida sería un inmenso telar en el que las diferentes existencias se cruzan como los hilos de una trama. Otros son de la opinión de que proviene de dos palabras sánscritas diferentes: tanoti y trayati. Tanoti significa ampliar la conciencia y trayati liberar la conciencia. Jugando con estas definiciones se podría decir que el tantra amplía y libera la conciencia hasta hacer al ser humano consciente del tejido de la existencia. 

Esta ciencia poética de la sexualidad se remonta, como hemos dicho, a miles de años atrás; no se practicaba solamente en la India y el Tíbet, sino en todo el lejano Oriente, Polinesia y en culturas indígenas de todo el mundo. Por ejemplo, la cultura cherokee, nativa de América del Norte, practicaba una forma de tantra llamada quadoshka, que era utilizada como vehículo para alcanzar un estado de comunión con la divinidad y el Universo.

No es de extrañar por tanto que la tradición judeocristiana haya considerado satánico todo lo que rodea al tantra. Al contrario de lo que ocurre en el ámbito occidental, éste trata la energía sexual como algo positivo, más que como algo merecedor de ser suprimido o, como poco, reducido a cuchicheos de alcoba. Niega el sexo o lo considera un obstáculo para alcanzar los más altos grados de iluminación espiritual. Por el contrario, el tantra es el único sendero espiritual que afirma que el sexo es sagrado y no un pecado o algo contra Dios. Tal vez sea porque el acercamiento tántrico a lo sobrenatural es confiado y amistoso, no tímido y temeroso como estamos acostumbrados a calificarlo por estos lares. 



Sexo contra la neurosis
El histerismo que determinados sectores fundamentalistas cristianos muestran hacia el tantra, y hacia el sexo entre personas del mismo sexo, tildándolo de práctica diabólica, carece de fundamento. Hay una hermosa palabra sánscrita para designar al sexo, Kama, que significa el sexo y amor a la vez, de forma unida e indivisible.
En tantra, el sexo es siempre una manifestación de amor. Todos conocemos, aunque sea por referencias, el Kamasutra, una obra clásica del siglo VII que no es sino un tratado tántrico del arte de hacer el amor. Kama es también el nombre de la diosa hindú del amor. Y el amor es lo que anima al tantra; amor incondicional, total, incluyendo la mente, el espíritu y el cuerpo. En el Kamasutra, el contacto genital es solamente una de las muchas clases de cópula. Por otro lado, el tantra también ayuda a cambiar la naturaleza de las relaciones y vuelve a los miembros de la pareja menos dependientes, celosos o neuróticos. Las parejas tántricas tienden a ser más armoniosas, divertidas y llenas de energía. Tal vez ello se deba a que han descubierto que la relación que buscaban en el exterior ya estaba dentro de ellos mismos.

El tantra y lo gay

Por empezar digamos que El tantra, el arte de la sexualidad espiritualizada, era para los antiguos,  la  herramienta básica para acceder a una vida plena.

El Tantra, en todo caso hoy, se ha convertido en uno de los temas de moda en todo Occidente. Originario de la India, llegó al gran público de Occidente a principios del Siglo XX, con el nombre de Karrezza (Caricia).
Poco a poco, muchas personas como  viajaron a la India para aprender sus tradiciones y su filosofía y volvieron a sus países enseñando aquello que habían aprendido: Yoga, meditaciones, tantra… dando a conocer la sabiduría de las escrituras orientales. Fue gracias a muchos maestros  o gurús que se fue extendiendo por todo el mundo.
Dentro del vasto conocimiento tántrico, a Occidente llegó sobre todo la Sexualidad Tántrica. Un acercamiento nuevo a las relaciones sexuales y la relación entre la pareja. La visión del sexo como algo sagrado, como una vía hacia la iluminación.
Pero el Tantra va más allá de la sexualidad, por ejemplo solo en el Vigyan Bhairav Tantra, texto sagrado del conocimiento tántrico, se relatan 112 meditaciones que Shiva, el principio masculino, le ofrece a Shakti, el principio femenino, como respuesta a sus diferentes preguntas sobre el amor, la muerte, la conciencia… Y sólo 6 de estas meditaciones hacen referencia directa al Sexo.

El Tantra en su práctica Hindú, no acepta o no cree que dos hombres puedan tener sexo tantrico porque se trataría de dos energías Yang.

Sin embargo esta probado que el Yin también existe en el varón.

Por otra parte, y en este sentido, existen corrientes que consideran que debe haber una posición Pasiva y una Activa exclusivamente a los efectos de conservar esa corriente energética, pues el Tantra Tibetano acepta la practica entre dos hombres. 
En este sentido, éste humilde instructor considera que se puede ser versátil a los efectos de la practica tántrica, pero solo si en el momento de la practica uno de los dos adopta solo una posición en principio, para en todo caso, recomenzar luego de volver a equilibrarse cambiando el oriente de la respiración, con la posición  inversa. 
El Tantra, además, podría definirse como un conjunto de técnicas que tienen como objetivo desmontar la mente, desmontar el Ego. El propósito del Tantra es acercarnos a nuestra verdadera esencia, a nuestro verdadero Yo y empoderarnos de lo que realmente somos y no de lo que creemos que somos. Hacernos conscientes de nuestro potencial y divinidad internos. Es una nueva visión sobre nosotros mismos, las relaciones con los demás, con la naturaleza, con el placer, el amor, el deseo, y un largo etc, en definitiva el entendimiento y fusión con el todo.
El Tantra te muestra tu verdadera naturaleza desde la propia Experiencia, no desde el intelecto, no desde la mente, no desde la razón, no desde el Ego. El Tantra dice “experimenta estas técnicas con tu cuerpo para ir más allá de sus límites físicos” . Atrévete y encuentra tu propia sabiduría.
Uno de los puntos principales del Tantra es la utilización de la Energía SexualKundalini, como expresión de la divinidad interna. A través del placer y del gozo, del despertar de la Energía Sexual, el ser humano puede armonizar y unificar su dualidad interna, energías masculina y femenina, conectando así la conciencia individual con la Conciencia Creadora, la Sabiduría Suprema, alcanzando estados de éxtasis profundos, de conexión completa con uno mismo, con los demás y con el Universo entero.

El Tantra es el camino de evolución y crecimiento más rápido, placentero y poderoso que existe.